Tecnología o el arte de hacer las cosas

Comparto esta interesante reflexión de mi alumna  Adriana Vázquez Castañeda del Diplomado en Comunicación Empresarial Estratégica, del Tecnológico de Monterrey.

La tecnología es parte de la existencia humana, su antigüedad se remonta a los tiempos en que apareció el ser humano y comenzó a satisfacer sus necesidades. Tecnología no es sólo lo que actualmente conocemos como nuevas tendencias electrónicas o digitales, pues como su definición etimológica lo dice, tecnología proviene de del griego tekhné: arte + logos: discurso, ciencia o palabra.

“En estos términos, tecnología es el discurso acerca del arte de hacer las cosas. El modo ordenado de cómo realizarlas, la que aporta las soluciones para resolver determinadas situaciones.”[1]

 Tecnología tiene que ver con las técnicas, los métodos, las formas, la actividad, la producción, la estructura, tiene que ver con la ciencia y el conocimiento que el hombre ha ido creando por sí solo a lo largo de los tiempos, con un solo fin: hacer su vida más sencilla, cómoda, e incluso, entretenida.

 Mientras exista un ser humano capaz de crear cosas nuevas para facilitar su misma existencia, la tecnología seguirá avanzando al ritmo que decida la humanidad.

 En este sentido, el 27 de marzo de 1998, el profesor Neil Postman, Decano del Departamento de Cultura y Comunicación de la Universidad de Nueva York, durante su conferencia magistral en el Congreso Internacional sobre Nuevas Tecnologías y Persona Humana: Comunicando la fe en el Nuevo Milenio, o NewTech ´98, en Denver, Colorado; dio a conocer las “Cinco cosas que necesitamos conocer acerca del cambio tecnológico” (Five Things We Need to Know About Technological Change)[2]:

 1.    La cultura siempre paga el precio de la tecnología.

 Cuando surge una nueva tecnología, sus creadores y la gente que la experimente hablarán y opinarán más sobre de los beneficios que ofrece a la vida del ser humano. Siempre será más sencillo decir que cierta tecnología fue creada para satisfacer determinada necesidad y cómo resuelve el dilema para obtener un resultado provechoso.

 Lo que no es fácil es reconocer cuál es el precio que la humanidad tiene que pagar por la aparición de tal o cual tecnología. Y no hablo del precio económico, que ya de por si suele ser elevado, generalmente por la moda y demanda que desata el surgimiento de una nueva tecnología.

 El costo más caro se observa en el cambio que provoca una nueva tecnología, ya sea en el comportamiento, las relaciones sociales, las costumbres y la cultura en general.

 Un claro ejemplo de ello es la aparición del tenedor en el siglo XI, como aditamento indispensable de limpieza y para denotar una educación refinada y buenos modales, cuyo fin era llevarse los alimentos a la boca sin usar las manos. Algunos dicen que su origen proviene desde los griegos; no obstante, sin importar su procedencia, este cubierto que hoy en día no puede faltar en la mesa, fue ampliamente rechazado durante siglos por la falta de pericia de quienes lo usaban. La gente los veía como algo demoniaco y pensaban que usarlos les provocaría algún daño, incluso los ingleses los consideraban afeminados e innecesarios, ¿para qué debían usarlo, si Dios les había dado manos?[3]

 Fue hasta finales del siglo XVIII que su uso se generalizó, lentamente fueron aceptados primero por los ricos, se fabricaban con materiales costosos para impresionar a los invitados. Más tarde se pusieron de moda y fueron considerados un sofisticado lujo entre los nobles. Esa nueva tecnología, provocó innumerables cambios en la cultura y costumbres de la raza humana en aquella época y hoy no podemos prescindir de esa pieza de metal con cuatro púas curveadas para comer nuestros alimentos. Dicho de otra forma, nos volvimos dependientes del la tecnología del tenedor.

 2.    Siempre hay ganadores y perdedores en el cambio tecnológico.

 Los seres humanos no tienen la misma capacidad de adaptación al cambio con las nuevas tecnologías, algunos rechazan la transición y otros no entienden el beneficio que ello pueda darles.

 Siguiendo con el ejemplo del tenedor, las razones por las cuales fue rechazado por la gente durante tanto tiempo, pudieran no tener sentido en la época actual, pero dado el avance tecnológico y cultural de esa época es fácil comprenderlo: la gente había estado acostumbrada a comer con sus manos por siglos. Sin embargo, hubo quienes reconocieron las ventajas de su uso y aprovecharon la herramienta para distinguirse. Aquellos que no se adaptaron al cambio una vez que su uso se volvió cotidiano, fueron considerados como plebeyos o maleducados.

Cuando aparece un cambio tecnológico, más que ganadores o perdedores, creo que hay distintos criterios. La gente comprende y se adapta más fácil y mejor al cambio, si éste le afecta directamente en su vida o en su círculo de relación y es compatible con sus creencias, de lo contrario opta por ignorar o rechazar su existencia.

 Por ejemplo, de acuerdo con algunas teorías, se cree que el surgimiento del condón viene de tiempos tan remotos como el 1000 A.C., con los egipcios. Aunque la evidencia más cercana de su uso aparece en las pinturas de la cueva de Combarelles en Francia, entre el 100 A.C. y 200 D.C.[4] Con el paso de los siglos la forma y material del condón se fueron perfeccionando, lo interesante es que su uso no se generalizó tan rápido como el caso del tenedor; tuvieron que pasar milenios para que el hombre tomara conciencia de sus beneficios de protección y planificación familiar. Quizá por cultura, quizá por religión, pero lo cierto es que aunque la tecnología del condón ya existía, fue ignorada o rechazada por mucho tiempo.

 3.    Toda la tecnología tiene una filosofía.

 Todas las tecnologías creadas por el hombre, por extrañas o irrazonables que parezcan, poseen una filosofía, una razón de ser. Una vez que la humanidad comprende esa filosofía termina por aceptar la nueva tecnología.

Retomando el ejemplo del condón, de acuerdo con la historia, éste llegó a ser bien reconocido y renombrado en la literatura en el siglo XVIII, tiempo en el que se dice que las características del condón como profiláctico y anticonceptivo, ya habían sido observadas.

 Por otra parte, en la antigüedad, mucho antes de conocer su definición, el hombre supo que debía encontrar un lugar donde refugiarse de la lluvia y las inclemencias del tiempo, un lugar donde protegerse de posibles intrusos humanos o animales, convivir con sus compañeros o su familia y donde guardar sus propiedades y enseres.[5] Es decir, entendió primero la filosofía y concepto de una casa para adoptar esa nueva tecnología. La necesidad de tener una casa o un hogar cada vez mejor, más grande y con más complementos, se ha ido desarrollando con el tiempo y de acuerdo a la cultura, costumbres, economía y status en la sociedad.

 4.    El cambio tecnológico no es aditivo; es ecológico.

 Ecología es una ciencia que estudia la relación de un sistema con sus subsistemas. Proviene de la palabra griega “oikos” que significa casa o lugar para vivir, por lo que la palabra ecología es el estudio de los organismos en su casa o en su ambiente nativo. También podemos definirla como el estudio de las relaciones entre los individuos con su medio ambiente.[6]

 Que el cambio tecnológico sea ecológico y no aditivo, significa que toda innovación tecnológica que aparezca en nuestra vida se mezclará con la que previamente conocemos. El ser humano, por naturaleza, conserva en su mente toda experiencia que va adquiriendo con su entorno y cuando conoce o experimenta algo nuevo lo va añadiendo al conocimiento previo complementando la información. Tiende a buscar un equilibrio entre lo que ya existe y lo nuevo.

 Tomando el ejemplo de la casa, con el paso del tiempo, el hombre fue adquiriendo mayor experiencia con respecto a lo que era más adecuado para sus necesidades, al principio utilizó cuevas naturales para protegerse y luego aprendió a edificar su propia casa con materiales a su alcance para hacerla a su gusto y conveniencia. El descubrimiento de nuevos materiales y nuevas técnicas fueron cambiando poco a poco su enfoque para obtener algo mejor que el modelo anterior. Lo que ya existía como modelo de protección se fue convirtiendo en un lugar de convivencia compartido, en donde todos podían participar y relacionarse.

 El cambio tecnológico se fue transformando de acuerdo a la experiencia de los seres humanos que lo fueron modelando hasta lo que hoy conocemos como hogar.

 5.    Los medios de comunicación tienden a convertirse en míticos. 

 Los medios de comunicación fueron un parte aguas en la historia de la humanidad. Fue un cambio tecnológico importante en la vida del hombre, desde sus inicios en el año 3500 a.C. con la escritura que logró perpetuar la historia de la raza humana.

 Posteriormente, los cambios económicos y sociales fueron impulsando la aparición y desarrollo de otros medios de comunicación, desde los vinculados a la escritura y su mecanización (como la imprenta en el siglo XV) hasta los medios audiovisuales ligados a la era de la electricidad (primera mitad del siglo XX) y a la revolución de la informática y las telecomunicaciones (revolución científico-técnica o tercera revolución industrial desde la segunda mitad del siglo XX), cada uno de ellos esenciales para las distintas fases del denominado proceso de globalización.[7]

 El propósito de los medios de comunicación es, además de comunicar, informar, educar, transmitir, entretener, formar opinión, enseñar, controlar, etc. La posibilidad de contar con información de interés y llevársela a quien la necesita, el poder mantener las relaciones humanas sin importar su ubicación geográfica y el poder promover o distribuir los beneficios de determinado producto para impulsar su venta y activar la economía, son algunas de las características positivas de los medios de comunicación.[8]

 La misma humanidad los ha hecho míticos, les ha dado el poder de influenciar sobre la raza humana, sobre las masas, cambiar sus opiniones, manipular sus acciones y regir su modus vivendi.

 Esta tecnología ha venido a cambiar la historia y cultura de la humanidad, no sólo porque ha permitido el desarrollo de la globalización, sino también porque nos hemos hecho dependientes de ella. Hoy por hoy, no podemos concebir nuestra vida sin tener contacto con algún tipo de medio de comunicación que retroalimente nuestra necesidad de información y relaciones humanas.

 En resumen, la tecnología es parte de la existencia humana, es un arte que el hombre ha ido creando y desarrollando con el paso del tiempo y de la cual se ha hecho dependiente. La tecnología permite que crezca y se desarrolle el conocimiento que el hombre tiene sobre su entorno, afectando directamente su cultura, comportamiento y relaciones sociales.


[1]  Marisa Avogadro, “Glosario de Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación”, Razón y palabra, Revista Electrónica Especializada en Comunicación, febrero 2007.

(www.cem.itesm.mx/dacs/publicaciones/logos/comunicarte/2007/febrero.html)

[2]  Octavio Islas, “El valor de las principales marcas de la economía del conocimiento”,  Razón y palabra, Revista Electrónica Especializada en Comunicación, 29 de mayo, 2009. (http://www.razonypalabra.org.mx/n62/varia/oislas.html)

[3] Conti González Báez, “Historia de los cubiertos”, En las redes del tiempo, Grupo Radio Centro, 30 de diciembre de 2006.

(http://radiocentro.com.mx/grc/homepage.nsf/main?readform&url=/grc/redam.nsf/vwALL/XPAO-6X3VYN)

[4] Sin autor, “Historia del condón”, Al final. (http://www.alfinal.com/historia/condon.shtml)

[5] Wikipedia, La enciclopedia libre. (http://es.wikipedia.org/wiki/Casa)

[6] Autor desconocido, “La ecología”, Monografias.com (http://www.monografias.com/trabajos/laecologia/laecologia.shtml)

[7] Wikipedia, La enciclopedia libre. (http://es.wikipedia.org/wiki/Medios_de_comunicaci%C3%B3n)

[8] Idem.

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